hay una frase que se me viene a la cabeza ahora, y cada vez que pienso y por más que piense no escribo nada: “estoy con mi tren. ¿te gusta? lo acabo de comprar”.
no es una sola frase, son tres, pero es una gran frase. sería para Victoria si me viera en este momento. primero la escucharía a ella acercarse a mis espaldas. después sabría que se quedó quieta, pensando, y forzada a una observación en un tono que se encuentra en el medio de la queja y la indignación: “no estás escribiendo”. ahí yo le respondo la verdad, que es lo único que sé. tal vez podría haber inventado que me siento mal, que estaba pensando en ella o que estoy preparándome para escribir, pero la realidad es evidente. estoy con mi tren, que lo acabo de comprar, y, aunque yo quiera, a ella no le gusta.
si vos, que estás del otro lado leyendo, alguna vez terminás con alguien como Victoria, en esta parte tenés que tener cuidado. las mujeres de ascendencia africana tienen el mejor registro del otro en el planeta. no hay una que se les escape, y te acaban de ubicar. por si no está quedando claro, no es que estás en un problema con tu novia, estás en un problema vos y ella lo evidenció. pero tranqui, tiene arreglo, y es que soluciones tus temitas.
qué fácil, ¿no? y así tu pareja puede ser la persona que te ayude a descubrir en qué tenés que mejorar. es como un detector de cagadas de vos mismo super efectivo con el que tenés sexo. picadoooooooooooooo.
ahora sabés que sos un pendejito ya entrado en la adultez, camino a quedarse sin carrera universitaria, que su principal responsabilidad (y encima autoimpuesta) es escribir una nueva edición de su newsletter, y, cuando llega ese momento no sabe de qué hablar. y te ponés mal, porque ella evidenció esto, y era algo que ya sabías. no estás con tu tren, no estás. solamente, en tu estado de sueño despierto, esperás por favor no escuchar nunca la exposición final: “quizás ya no tengas nada que decir”.